Expresarte es tu derecho, nunca ha sido un delito.
Expresarte aligera la carga emocional, porque resume la emoción y hace que pese menos.
Solo hay una advertencia:
No confundas conversar con confesar.
En la primera, exteriorizamos emociones generales que rondan nuestra mente. Cualquiera puede escucharnos, dar sugerencias y hasta guiarnos.
En la segunda, son pecados, reglas que hemos quebrantado( si, de esas reglas impuestas por la sociedad) y travesuras de nuestra alma inquieta. Que dan saltos en la memoria, incomodando en ocasiones al consciente. Esas confesiones, no pueden expresarse frente a cualquiera. No sabemos quién podría dañarnos.
Porque existen seres que entierran sus pecados; escalvando los nuestros.
Levy/
No hay comentarios:
Publicar un comentario