domingo, 2 de febrero de 2014

CONSETUDINARIO.



       Como la palabra misma…

Comenzando mi día calentando mi cuerpo con una taza de café, y el alma con la esperanza.

Aún estoy charlando con las emociones, que anoche se encontraban aburridas y salieron al consciente a pasear.

Pensando en lo trascendental, que puede hacerse  la letra de una canción, interpretada con real emoción. Que cuando el inspirador de esa musa ya no existe, la voz deja de cantar. Más aun así, continua trascendiendo corazones identificando semejantes emociones, causando ser dedicada a la musa de las nuevas sensaciones.

       Pero en definitiva hoy, es un día cotidiano de esos que traen alegría, de esos que cargan un pesar.

Los alegres celebran sus motivos, los afligidos desahogan su sentir; los absorben sus sufrimientos y los empáticos se convierten paradójicamente, en el prisma de una red social.

       De tantas historias contadas y emociones observadas, me tomo una pausa y comienzo a pensar, fijándome en mis opuestos tengo que vociferar, que algunos de ustedes tienen en su proceder, la representación  digna del hombre Cromañón, aun en evolución. Un machismo arcaico, un sentido de pertenencia retrogrado y una capacidad de dialogo vacía de silabario.

De tantas historias contadas y emociones observadas, en esa misma pausa analizo a mis homólogas y me sorprende tanta dependencia emocional, tanta falta de fe en sí mismas. Tanta obscuridad mental, al justificar el ser presas de normas y pensamientos prehistóricos.

       ¿Millones de años de evolución en qué?

Lenta e inadvertidamente vamos decreciendo, volviendo a nuestros orígenes de una sociedad ignorante y supersticiosa.

El hombre avanza a pasos gigantes a sus niveles primitivos de comportamiento y la mujer al sometimiento.

Los gobiernos pronto estarán como tribus en guerra, mil dialectos y ningún idioma.

       Lo sobresaliente del día de hoy, es que es un típico día cotidiano…

Con sus miles emociones, con el sol brillando y la lluvia que nos visita a ratos. Gente que descansa, gente que se afana. Sonrisas en los labios y en unos cuantos llantos.
Levy/


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