Arena que
vuela con la fuerza del viento,
papel que
con él se eleva.
¡Arena que
en el agua se desvanece,
papel que
empapado en ella rompe!
Dos
enamorados que sobre la arena, frente al mar, lanzan sus reciprocas promesas de
fidelidad, amor eterno e infinita felicidad.
Dos
enamorados que voluntariamente intercambian su libertad, sellando su pacto con
caricias y profundos besos.
El candor de
sus cuerpos sustituye la hoguera.
Esa primera
fase del enamoramiento…
Que los
vuelve sumisos y firman un sometimiento voluntario.
El pensarse
en cada momento,
iniciando la
telepatía que los hace llamarse en espacios simultáneos.
Las
constantes, llamadas las interpretan como el indicativo que deja saber,
que en este
instante esta pensando en ti.
Las risas y
la musa que les invade el pensamiento;
transformando
su intelecto,
mostrando un caudal de inventos.
Versos sobre
servilletas, rosas de papel,
anillos
ahogados en copas a medias de vino.
La
dedicación de una canción, una cena con tu artista preferido.
Caminos de
rosas que conducen a la habitación;
donde el
erotismo y la pasión acompañan al amor…
Y después de
consumidos, ese instante de no retirada,
se valora
más que la respiración.
Manifestación
cruda de lo que sentimos.
Que te
envuelve y te eleva.
¡Que te moja
y te rompe;
cuando llega la primera fase de la desilusión , generada por la monotonía y lo cotidiano arrojándonos al hastío. Ya los cuerpos solos no pueden generar calor... ya, es molesto sentirse al culminar la eyaculación. Las constantes llamadas se perciben como asecho. Miradas pérdidas que perdieron comunicación. Sonrisas ausentes, nevadas corporales, iceberg sobre la cama. Dos parejas que no sienten el sol y en una noche de luna llena, ya no danzan las caricias sobre los cuerpos ni aflora la imaginación. El mar, ya sea de día o de noche no envía invitación. Nadie los envidia, al contemplar la guerra fría entre dos.
Unos
enamorados, que una vez se juraron amor,
por aquellos deseos que sentían los dos; ya no son cómplices ni aventureros.
Surgen los
piratas en la relación, esos que juegan a ser felices, que intentan llenar el
vacío en su corazón. Esos que construyen castillos de arena, con una falsa
ilusión.
Caricias
vacías, esas de papel que solo complacen el deseo físico, que lo estrujan todo
y no dejan huellas ni letras de arcoíris en el corazón.
Que no te
brindan Paz que te roban la alegría y no cultivan amistad y el amor.
Castillos de
arena... Sueños de papel...
¡Felicidad que se sueña y sobre papel se desea… fue solo una ilusión!
Levy/
El Príncipe encerrado en la Torre del Castillo.
Creció con
una familia sustituta en un pequeño pueblo, en una comunidad de bajos recursos.
Su familia aunque diversa tenía algo en común en todos los componentes de ella.
Los valores morales eran uno de sus
pilares, extremadamente elevados. Fue educada bajo la fe católica. Desde niña
era extrovertida, alegre y bulliciosa.
Una princesa
que se sale de lo tradicional nada de pelo largo y rubio, ojos azules y
esbeltos figura. Seré la princesa de piel negra, nariz ancha, pelo rebelde y
gorda. Así literalmente, sin
diminutivos, porque me acepto y soy feliz.
En mi
historia mi príncipe no tiene rostro, ni color de piel; aunque muchos saben por
cuales deliro. Mi príncipe es alto y fornido. Es de inteligencia retante, gran
capacidad de expresión. Sin tabúes, ni
prejuicios. Mi príncipe tiene un alto sentido de la justicia y sus valores son
estoicos. No cree en pasiones pasajeras, sexo fácil, amor fugaz. Posee
tolerancia y excelente sentido de humor. También es un bailarín de primera.
Se unió a mí
porque fui la elegida, la escogida, por mis cualidades y mis defectos. Por mis
manías, mi tenacidad y coraje ante los retos de la vida. Por mis alegrías y depresiones. No siente la necesidad de
vivir una aventura porque fui una decisión en su vida, un compromiso de esos
que no se hacen frente a la sociedad, sino de esos compromisos que se hacen
mirándose al espejo. No necesita apariencias, ni pretensiones. Es por eso, que
por dos razones no me engañaría con una amiga o desconocida:
- Por respeto a los sentimientos que sabe que siento por él.
- Porque valora más nuestra relacion que un cuerpo fácil de poseer.
Mi príncipe
fue primero mi amigo; por eso conoce todo sobre mí. Mis miedos en la vida, mi
talón de Aquiles. Tantas cosas que solo frente a mi reflejo confieso y a través del tiempo a él se las confesé. Conoce lo vulnerable que
he estado frente a mis derrotas, mis decepciones amorosas y a medido la
profundidad de mis heridas. Sabe de la intensidad de mi erotismo, la capacidad
de mi entrega. El no construye en mi castillos de arena, simplemente no podría.
Mi
príncipe, vive en mis sueños, anda
perdido en mi memoria intentando salir del laberinto de mis fantasías.
Levy/
Levy/
El Humanista.
Llegas
con tus veinticinco, confesando un amor que te estaba asfixiando, cansado de no
poder respirar hoy te armas de valor y decides expresármelo.
Que
eres “humanista”, solitario, amante de la lectura fue tu carta de presentación.
¿Qué
te motivo fijarte en mi- pregunte?
La
curiosidad… fue tu respuesta.
Y de
entrada sin conocer mis pasiones y temores básicos me hablas de sexo.
¡Estúpido!
Aquel que es
humanista y disfruta de la lectura, valora el ser, lo admira y respeta. Por lo
que no persigue saciar un vulgar deseo carnal. Pues el humanista es profundo,
mira la esencia, el alma, expresa su amor dándole riendas sueltas a su entrega
que suele ser espontanea. No siente curiosidad, porque ésta, solo surge del
pensamiento del deseo de satisfacer meramente el cuerpo.Levy/
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