miércoles, 27 de marzo de 2013

Loiza





Vale la pena recordar a quienes fueron mártires de sus guerras sociales. Adolfina Villanueva Osorio fue una de ellas. Una mujer pobre de raza negra, sin ningún grado escolar. Su esposo lo fue Don Agustín Carrasquillo Pinet con el cual procreó seis hijos. Se dedicaban a la siembre de: yuca, papaya, gandules, además de la pesca de orilla. Quienes la conocieron, la describen como una mujer de carácter fuerte,  El 6 de febrero 1980, en Medianía Alta; Piñones Doña Adolfina Villanueva fue asesinada por el sargento Víctor Estrella, de la policía de Puerto Rico por defender su derecho a la parcela en la que vivía frente al mar. A la edad de 34 años, muere a manos de un policía estatal; quién frente a sus hijos le dispara con una escopeta.

Estos hechos toman escena en el pueblo de Loíza, durante un desahucio forzoso en una casita humilde de madera. La orden fue diligenciada por La Fuerza de Choque dicen unos, por La Unidad de Operaciones Tácticas dicen otros y seis alguaciles. Lo que sí coincide en esta historia es que el sargento de la Policía de Puerto Rico, encargado de esta misión llevaba Estrella por apellido.

Narra la historia que las tierras en disputa eran reclamadas por el Sr. Vernardo Quiñonez, quien decía ser el dueño. Este contrata unos abogados y reclama las tierras por la vía legal, pero el caso no prevaleció. Procedió a buscar amparo en la Oficina de Ayuda al Ciudadano, en la Fortaleza; donde no lo recibieron. No es hasta el 6 de febrero de 1980, a las 7:00am que el Sr. Quiñonez se presenta frente a la casa que los ancestros de Doña Adolfina ocuparon por casi un siglo (su padre Don Victoriano, había nacido en esas mismas tierras para el tiempo de los españoles, y le regaló el terreno donde Vivian) así que comprenderá usted si tenían derecho a sentirse dueños de su hogar), con policías y alguaciles para hacer cumplir una orden de desahucio. “Ese día me levanté temprano. Iba para Vega Baja a coger jueyes. Entonces se puso una nublazón. Los nenes estaban en la escuela. Habían tres en la escuela. El mayor estaba en casa, Agustín, que tenía 12 años cuando eso, y los más pequeños Zaida y César. Cuando yo me siento en el balcón le dije a ella (Adolfina) yo no voy para allá a esta hora. Cuando veo venir todo ese montón de policías. Se fueron por allá por la playa”, comenzó a narrar a Horizonte el pescador, sentado en el balcón de su actual casa en Villa Cristiana, Loíza. Como es de suponer Doña Adolfina se mostró renuente al desalojo y mostró fuerte resistencia. Los encargados de la ley y el orden respondieron a su negativa lanzándole químicos (gases) para obligarlos a salir. “Los vamos a sacar vivos o muertos”, (recordó el pescador que dijo uno de los 16 agentes acompañados por seis alguaciles y varias máquinas que llegaron hasta el lugar con una orden judicial para desahuciar a la pareja de su humilde residencia en madera en la comunidad de Tocones, la cual construyeron después de casarse). Esta ofensiva provoca que Doña Alfonsina saliera de los predios del interior de su hogar con machete en mano en defensa de los suyos y lo que consideraba su patrimonio. Es ahí cuando cae abatida  en el suelo del corral de cerdos, a donde corrió para estar junto con su esposo, por los impactos de los perdigones que provinieron de una escopeta disparada por quien juró un día proteger vidas y propiedades en esta ISLA DEL ENCANTO! Don Carrasquillo resultó también herido de cuatro disparos en su pierna izquierda de manos de los agentes (Carrasquilloluego sufre múltiples operaciones para colocarle tornillos y pesas en el área afectada), y es en ese instante que Doña Adolfina se convierte en parte de La Historia del Pueblo de Loíza... de Puerto Rico...

No obstante Don Carrasquillo, narra al Periódico El Horizonte; en una entrevista realizada el domingo 6 de febrero de 2011, lo siguiente:

“En un principio, él pensé que se trataba de un robo en la casa de mi vecino. Pero tumban el portón y empezaron a disparar desde la playa para dentro de la casa. Nos encerraron. Empezaron a tirar bombas de humo. Cuando la mujer mía vino para encima de mí, vino un policía y le disparó”, continuó Carrasquillo Pinet (quien días antes de esta entrevista mencionó haber visto a sargento, para aquella época Víctor Estrella; laborando en el cuartel de Río Grande), tras desmentir que Adolfina salió con un machete en la mano a enfrentar a los policías y a defender su casa y sus hijos. Él tampoco estaba armado.

Es claro que fue porque éramos pobres. Abusaron”, agregó.

No pudo precisar en qué parte del cuerpo Adolfina recibió el disparo mortal, aunque según informes policiacos su muerte la ocasionó una herida en el costado. En medio de su dolor, tampoco supo si su esposa por diez años murió en el acto o en el Centro Médico de Río Piedras a donde los trasportaron desde el Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) de Río Grande. Allí se enteró sobre el deceso de Adolfina.

La tragedia pudo ser mayor De no ser porque su madre llegó corriendo, la aplanadora que destruyó su hogar hubiese segado la vida de los tres menores que estaban dentro de éste, indicó el hombre de 65 años, que se fue a vivir con su progenitora y sus hijos al sector Colobó hasta que se casó con Anastasia Matos. En los alrededores del lugar construyeron complejos de viviendas y hospedaje, pero “en la parte donde estaba la casa lo dejaron limpio. No lo tocaron. Lo que hicieron fue un daño sin provecho”, mencionó Carrasquillo Pinet, quien no había regresado al área hasta hace algunos meses.

Para él, lo que ocurrió hace más de tres décadas fue una injusticia. Por largos años, luchó en la corte para que no le quitaran su vivienda. Acudió a La Fortaleza y al Capitolio. Todo fue en vano. “Estábamos luchando contra un cocotú (gente de dinero), lamentó.

“Yo oí decir que “Berito” Quiñónez (dueño de la finca) dio $15 mil al jurado para que fallara a favor de él”, comentó.

De sus hijos, sobreviven cuatro. Tres de ellos viven en Estados Unidos. Ninguno de ellos guarda un recuerdo de su madre, descrita como una mujer de carácter fuerte, dedicada a sus hijos y religiosa. Todo quedó debajo de los escombros. Pero aun así, “ellos no tienen rencor. Nosotros los criamos decentes”, dijo su padre quien junto con su nueva esposa educó a sus retoños.

A preguntas de qué le parece que Adolfina se haya convertido en símbolo de lucha para las comunidades a punto del desalojo, el pescador expuso que “hay que recordar lo que pasó para que no ocurra lo mismo”.

Añadió que “no me gustaría que pasara lo que nos pasó. El Gobierno está pisoteando al pobre. Estamos viviendo una vida bien mala”.

Aprovechó, además, para enviar un consejo a los policías para que este suceso, “que nunca

aquí en Puerto Rico había pasado” se repita.

“Tienen que pensar primero lo que van a hacer. No es justo quitarle la vida a alguien. De milagro de Dios, esos nenes no me los mataron. “Los policías no tienen control de las vidas”, sostuvo.








Posterior a este vergonzoso hecho, la familia de Adolfina llega hasta los tribunales; buscando justicia por la muerte de su defensora, pero solo ganaron la HUMILLACION, al describirla:
como siempre describen a las mujeres de su calaña: flaca y fibrosa, con el ceño fruncido, oscurísima como un animal de mangle y con la quijada apretada. Así siempre describen a las mujeres de la estirpe de Adolfina, a esas mujeres que se resisten a ser las obedientes servidoras. 
por parte de quienes se supone honren nuestra Constitución y Derechos como cuidadanos; exonerando a los responsables de este asesinato en un juicio presidido por el Hon. Juez Charles Figueroa.


La familia de Doña Adolfina, peleó por la justicia de su muerte ferozmente, así como lo hiciera Villanueva ese 6 de febrero; entablando una demanda contra el gobierno de Puerto Rico en donde el gobernador incúmbente Rafael Hernández Colón les otorga una compensación monetaria.


Adolfina Villanueva

Su Historia,

Como la cuenta su hermana…

Hermana de Adolfina sufre aún la agonía de la carpeta

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 Martes, 11 de noviembre de 2003

NOTICIAS

Por: nydia_bauza

PRIMERA HORA

"Me mataron a mi hermana y nunca dejaron de perseguirme...".

Marta Villanueva Osorio comenzó a ser "fichada" tan pronto se integró al comité que exigía el esclarecimiento del crimen de su hermana Adolfina, asesinada de un escopetazo en el pecho frente a su esposo y sus seis hijos, el 6 de febrero de 1980, cuando resistió un desahucio de la Policía en el barrio Medianía Alta de Loíza.

"Yo lo que pedía era justicia para mi hermana y por eso me abrieron una carpeta. Toda nuestra familia fue perseguida", dijo Villanueva Osorio, quien es parte del grupo de cientos de demandantes contra el Estado en el viejo pleito de las carpetas y cuyo caso se transigió ayer antes de ir a juicio, en la sala de la jueza superior Julia Garriga de Trillo.

Aunque han pasado 23 años, Villanueva Osorio sostiene que su familia no se ha recuperado del triste suceso que le arrancó la vida a su hermana, de 36 años. "Eso nadie lo ha podido superar, ni mi mamá que tiene 80 años, ni nadie. Estamos igual que si hubiera pasado ayer", dijo sumida en llanto Marta, quien era una de las hermanas menores de Adolfina.

Sostuvo que de los seis hijos que dejó su hermana, dos murieron. "Una de las niñas murió de sufrimiento, tenía cáncer, y el menor, que tenía año y medio cuando le asesinaron a su madre, se metió en problemas y lo mataron", relató. Además, dijo que el hijo mayor de Adolfina, quien debe tener ahora 34 años, cumple una cadena perpetua en Estados Unidos.

"La familia se destruyó", dijo la mujer, a quien la Policía le levantó un expediente el 31 de octubre de 1980 porque "es miembro activo del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) y protesta por la muerte de su hermana", según un documento en el expediente. Sin embargo, Villanueva Osorio, quien es maestra de biología, alega que nunca ha militado en ningún partido político.

"Me persiguieron en todos los sitios a donde iba y donde vivía", dijo, para agregar que a su esposo, el estadounidense Michael Harris, le abrieron una carpeta tan pronto se casaron en noviembre de 1981. Harris, también maestro, figura como codemandante en el pleito instado por Villanueva Osorio.

La demandante relató que tuvieron que mudarse varias veces porque la Policía los indisponía en el vecindario y dijo que la persecución llegó al punto de que en el Cuartel de Río Grande había fotos de ella.

"Nos seguían continuamente y nos encañonaron a solas con armas largas en varias ocasiones. Cuando visitábamos un edificio llamaban a la seguridad", sostuvo, para añadir que en una ocasión la fueron a arrestar a un salón de clases por un piquete que realizaron los estudiantes.

En el ámbito del trabajo, dijo que la persecución que sufrió le impidió por 15 años escalar posiciones en el Departamento de Educación y no fue hasta ahora que fue nombrada directora en una escuela en la calle Loíza, en Santurce.

Su abogado, José Rodríguez Jiménez, dijo que su caso es diferente porque la persecución persistió aún después de declararse la práctica del carpeteo inconstitucional. Rodríguez indicó que después que le entregaron su expediente, la Policía intentó fabricarle un caso en el que la maestra resultó agredida por unos vecinos. << Comienzo del artículo "Me mataron a mi hermana y nunca dejaron de perseguirme...".

Marta Villanueva Osorio comenzó a ser "fichada" tan pronto se integró al comité que exigía el esclarecimiento del crimen de su hermana Adolfina, asesinada de un escopetazo en el pecho frente a su esposo y sus seis hijos, el 6 de febrero de 1980, cuando resistió un desahucio de la Policía en el barrio Medianía Alta de Loíza.

"Yo lo que pedía era justicia para mi hermana y por eso me abrieron una carpeta. Toda nuestra familia fue perseguida", dijo Villanueva Osorio, quien es parte del grupo de cientos de demandantes contra el Estado en el viejo pleito de las carpetas y cuyo caso se transigió ayer antes de ir a juicio, en la sala de la jueza superior Julia Garriga de Trillo.

Aunque han pasado 23 años, Villanueva Osorio sostiene que su familia no se ha recuperado del triste suceso que le arrancó la vida a su hermana, de 36 años. "Eso nadie lo ha podido superar, ni mi mamá que tiene 80 años, ni nadie. Estamos igual que si hubiera pasado ayer", dijo sumida en llanto Marta, quien era una de las hermanas menores de Adolfina.

Sostuvo que de los seis hijos que dejó su hermana, dos murieron. "Una de las niñas murió de sufrimiento, tenía cáncer, y el menor, que tenía año y medio cuando le asesinaron a su madre, se metió en problemas y lo mataron", relató. Además, dijo que el hijo mayor de Adolfina, quien debe tener ahora 34 años, cumple una cadena perpetua en Estados Unidos.

"La familia se destruyó", dijo la mujer, a quien la Policía le levantó un expediente el 31 de octubre de 1980 porque "es miembro activo del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) y protesta por la muerte de su hermana", según un documento en el expediente. Sin embargo, Villanueva Osorio, quien es maestra de biología, alega que nunca ha militado en ningún partido político.

"Me persiguieron en todos los sitios a donde iba y donde vivía", dijo, para agregar que a su esposo, el estadounidense Michael Harris, le abrieron una carpeta tan pronto se casaron en noviembre de 1981. Harris, también maestro, figura como codemandante en el pleito instado por Villanueva Osorio.

La demandante relató que tuvieron que mudarse varias veces porque la Policía los indisponía en el vecindario y dijo que la persecución llegó al punto de que en el Cuartel de Río Grande había fotos de ella.

"Nos seguían continuamente y nos encañonaron a solas con armas largas en varias ocasiones. Cuando visitábamos un edificio llamaban a la seguridad", sostuvo, para añadir que en una ocasión la fueron a arrestar a un salón de clases por un piquete que realizaron los estudiantes.

En el ámbito del trabajo, dijo que la persecución que sufrió le impidió por 15 años escalar posiciones en el Departamento de Educación y no fue hasta ahora que fue nombrada directora en una escuela en la calle Loíza, en Santurce.

Su abogado, José Rodríguez Jiménez, dijo que su caso es diferente porque la persecución persistió aún después de declararse la práctica del carpeteo inconstitucional. Rodríguez indicó que después que le entregaron su expediente, la Policía intentó fabricarle un caso en el que la maestra resultó agredida por unos vecinos."

Loíza recuerda a Adolfina Villanueva

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Lunes, 7 de febrero de 2005

EL NUEVO DIA / NOTICIAS

 Por: por_eugenio_hopgood_davila

ehopgood@elnuevodia.com

"Esa es mi casa y yo no la voy a abandonar... me tienen que sacar muerta de allí", le dijo Adolfina Villanueva a su padre Victoriano, meses antes de que sus palabras se cumplieran como una profecía.

Así lo recuerda haber escuchado Marta Villanueva, una de sus hermanas menores, en una conversación familiar allá en el sector Tocones del barrio loiceño de Medianía Alta.

Marta participó ayer en un acto de conmemoración de la vida y la muerte de Adolfina, asesinada por agentes de la Policía de Puerto Rico hace 25 años -el 6 de febrero de 1980- frente a sus seis hijos durante un operativo para expulsarlos de las tierras donde por varias generaciones había vivido su familia.

"Ella era callada, humilde, seria y tenía un carácter muy firme", recuerda Marta de su hermana, quien tenía 34 años de edad cuando cayó herida de muerte por un disparo de escopeta.

El sargento Víctor Estrella fue acusado y absuelto de asesinato por la muerte de Adolfina.

Maricruz Rivera Clemente, gestora de la Corporación Piñones se Integra, una organización comunitaria que se unió este año al Comité de Resistencia y Dignidad Adolfina Villanueva en la conmemoración del evento histórico, destacó que es importante dar a conocer la historia de esta mujer loiceña a los niños y jóvenes del sector.

"Hay muchas Adolfinas en Loíza", dice Rivera. "Las expropiaciones son una amenaza en todo momento", añade al recordar que en el municipio hay muchos vecinos que no tienen títulos de propiedad y cuyo reclamo a la tierra se basa en los derechos adquiridos por haber residido por décadas en sus terrenos.

La situación, añadió, es caldo de cultivo para conflictos de propiedad entre los loiceños tradicionales, "que estamos en defensa de nuestros hogares", las familias terratenientes y los desarrolladores que, en palabras de Tati Fridman, una de las organizadores de la actividad, "quieren convertir a Loíza en otro Isla Verde".

Rivera sostuvo que la conmemoración de la muerte de Adolfina "es importante para recordar la injusticia que se cometió contra una mujer que es loiceña, nuestra, y que defendió a sus hijos y a su tierra".

Marta Villanueva, hoy directora escolar y quien narró cómo fue perseguida por años por la Policía, debido a su empeño en lograr justicia para su hermana, recordó cuando rescató una de las ventanas de la casa demolida llena de orificios de bala. "De milagro no mataron a los nenes". A ella "la matan después de que comenzaron los disparos y ella se asoma creyendo que uno de los niños estaba afuera. Cuando Agustín (Carrasquillo, su entonces esposo) vio que la hirieron, fue hasta donde ella y le dispararon también", cuenta Marta.

La casa de Adolfina y Agustín había sido levantada originalmente por don Victoriano en 1947 con el permiso de Juanín Sánchez, entonces dueño de los terrenos, según una entrevista concedida por Carrasquillo en 1985. Victoriano, además de pescador, había sido mayordomo en la finca de Sánchez y levantó dos ranchos de madera y pencas de palma en un área cerca de la playa, donde el propietario le dijo que incluso estaban fuera de la finca.

Cuando Carrasquillo, también pescador, comenzó a construir una casa de hormigón y madera, el nuevo dueño, Veremundo Quiñones, inició el pleito de desahucio contra ellos.

Marta Villanueva recuerda que en la década del ochenta varios de los movimientos de rescatadores de terrenos en el noreste, como el de Villa Sin Miedo, en Río Grande y Pueblo Indio, en Canóvanas, se inspiraron en la figura de Adolfina Villanueva.

En Boston y Filadelfia, fríos parajes que Adolfina -aferrada a su casita frente al mar- nunca se le habría ocurrido visitar, hay un museo comunitario y un complejo de residencias para madres solteras, respectivamente, que llevan su nombre.

En Loíza, por incontables factores, la historia de Adolfina Villanueva quedó rezagada en la memoria y la conciencia de sus compueblanos.

Ahora un grupo de loiceños y sobre todo de loiceñas ha emprendido el rescate de su legado.
Mural de Piñones.



El mural 'Piñones No Olvida' se pintó por Remix en el 2008 en honor a Adolfina Villanueva y a Sarah  Peisch, ubica en la Carr. 187 Km 7.













Estudiantes de Comunicaciones de la Universidad del Sagrado Corazón, San Juan, P.R.  se expresan:
Stephanie Reyes.
Doña Adolfina Villanueva, no solo era una mujer comunitariamente hablando dedicada, sacrificada y valerosa también hablamos de una persona con unos valores difíciles de manifestar a través de palabras.

Está dedicada mujer a la que el gobierno de Puerto Rico asesino, lucho hasta su último día por aquello que le pertenecía y que era justo, tanto para ella, familia y su comunidad de Loíza. Adolfina más que un símbolo de valentía, patriotismo y justicia, trasciende, ya que es un símbolo nacional. Es posible que ella no estuviera consciente y que la familia vive todavía el dolor de su muerte, pero ella fue, es y seguirá siendo una imagen venerada, como Albizu, no se debe dejar de conmemorar.

Son pocas las personas que ven la acción de Adolfina como un gesto heroico, valiente y de dignidad, debido al escaso conocimiento de su caso. Me aflige pensar que el gobierno sigue asesinando comunidades por medio del proceso de expropiación forzosa, la mala planificación y la corrupción, como en la Junta de Planificación, la cual ha llevado a muchos jefes de agencias de gobierno a darle la espalda al pueblo para favorecer a los más pudientes.

Lamentablemente estamos viviendo bajo un gobierno que solo busca su bienestar personal, sin importar el bien común, pasando por alto las leyes y derechos que nos defienden como ciudadanos. Todo esto, debido a que somos “perdidas” según el gobierno y la justicia la tiene el que pague más.
Considero que es suficiente de los atropellos en contra del pueblo y que como mayoría debemos poner un alto a este gobierno egoísta y capitalista que solo busca perjudicar al pueblo para manipularlo a su antojo. Para que tengan una idea, muy semejante a este caso, experimentamos recientemente el caso de “Villas del Sol”. Esto no es algo de hoy sino de siempre, el dinero no puede continuar oprimiendo nuestros derechos, la verdadera justicia y nuestro valor.
María Del Mar
Cuando hablamos de Adolfina Villanueva, no podemos dejar de pensar en la debilidad de muchos y el poder de otros. Adolfina, una mujer negra que defendió con su vida lo que creía que por ley le correspondía. No pudo nunca saber hasta donde su sacrificio la llevaría. La llevó a la muerte pero defendió como pocos su integridad, defendió con coraje aquello en lo que creyó y dio frente al poder aun siendo solo una mujer, una mujer que como muchos grandes ejemplos de valentía lucho por lo que creía justo y al igual que Antonia Martínez, que gritándole a los policías para que no abusarán de los estudiantes, perdió la vida, la muerte en llamas de Doris Torresola frente a la Corte Federal, el asesinato de Isabel Luberza, la Madama de Maragüez y la de Luisa Nevares  Ortiz, a quien nunca se le probó que fuera culpable del crimen que la llevaría a la horca. A esas se suman millones de formas de la violencia para callar a los que se atreven a gritar por sus derechos. Lo que muchos no saben ni logran entender es la fuerza que nos da a la mujer el sólo hecho de que nuestro hogar, nuestra familia está en peligro, nos convertimos en leonas, luchando contra todos los Goliat que se nos enfrenten.
Adolfina es un ejemplo de lucha, de esa lucha que se lleva cuando se vive en la pobreza, cuando no tenemos el poder que otorga el ''don dinero" y tampoco las influencias de los amigos acomodados. Adolfina sólo pensó en el derecho que le daban los años en que sus ancestros habían vividos sus tierras, desconocía la palabra dueño, propietario o como le quieran llamar: dueña de esa tierra solo se sentía ella. Es gracioso pensar que los papeles hoy día tienen el poder de hacerte dueño, que hubiera pasado si cuando Colón llego a nuestra isla nuestros fundadores "los indios taínos" le hubieran mostrado una escritura. No fue así, pero el poder nuevamente hizo acto de presencia y en un abrir y cerrar de ojos, aquellos fundadores, aquellos que ocupaban hasta ese entonces esta hermosa isla perdieron lo que tanto habían creído suyo.
 Por tanto hay veces que los papeles no lo son todo, hay cosas que nos pertenecen por pasión,  ¿por qué?  la sentimos nuestra, porque nunca nadie las reclamo y ¿Por qué?  la convertimos en propia. Independientemente de quien fuera el derecho legal, está el derecho moral. No importa quien tenía la razón importaba quizás quien tenía menos, importaba el diálogo, la comunicación en el último de los casos importaba la compasión.
Adolfina no hizo nada malo, para que le costara la vida. Hoy Puerto Rico vive muchos otros casos parecidos a este donde el gobierno se niega al diálogo, donde como en el caso del Dr. Ibarra, ex-presidente del Colegio de Médico en un apto de compasión por otros ofreció gratuitamente unos terrenos propios para que los ciudadanos de Villas del Sol, tuvieran una oportunidad para tener sus hogares, y es el propio gobierno quién más trabas a puesto para que no se logrará llevar a cabo el proceso. Como bien dijo el propio doctor Ibarra, es increíble que uno no pueda llevar a cabo ni un buen acto de amor.
Hoy muchas comunidades que viven de esta manera, en terrenos invadidos, pero lejos de buscar lo correcto o no de estas familias debemos buscar ¿por qué? llegamos a esto para tener un hogar. Es con eso que debemos trabajar tanto la ciudadanía como el gobierno.
El caso de Adolfina es un recuerdo doloroso para todos, la pérdida de una vida no se justifica, no importa su machete este no podría hacerle nada a un batallón de policías armados, importa que ese machete significada para Adolfina el arma con el que defendería la vida y la propiedad que ella entendía era suya y de su familia.
RUBÉN BLADES
DESAHUCIO
La soga sigue partiendo por lo más fino.
De más está predicar que así es el destino.
Parece que no tener plata es un delito.
Que vale más la injusticia que el "¡Ay, bendito!"
 Los pobres querían un sitio en dónde vivir,
y comenzar, desde ahí, su recuperación.
Sabían que su permanencia era ilegal,
pero, sin dinero, no hubo otra solución.
 Su desahucio todo el mundo lo comentó.
Justicia queen asesina se convirtió,
tronchando la vida humilde deuna mujer:
la Ley aplicada mal deja de ser Ley.
 No fueron en nombre del entendimiento.
No hubo explicaciones, ni hubo sentimiento.
Luciendo uniformes de orden y proceso,
llegó un pelotón de fusilamiento.
 La sangre inocente nos cubrió de duelo.
    Los gritos de muerte despertaron a un pueblo.
    Cuerpo acribillado, que lección encierras:
 para el pobre, el cielo: pa'l rico, la tierra!
¡Ella no te pide pena, sólo tu respeto y ya!
   Todos tenemos derecho a vivir con dignidad.
No te pide privilegios, ni te pide caridad.
       Esto debe quedar claro: sin justicia no habrá paz.
 Si ésta tierra es para todos,
no la asfixies con alambre.
Para tú vivir mejor,
  no mates a otros de hambre.
    Sin demagogia ni ideología dale
   entrada al pobre en la economía.
La Patria  no es una finca
             que se puede hipotecar.              
   Si es verdad que Cristo viene,
mejor huye!
Camará!



















                                                                                  

 

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