La
rudeza de tu mirada, lo palco de tus palabras. La postura tan erguida de tu
cuerpo y el contorno de su movimiento; me describe cuán débil eres.
Proyectas
fuerza, pero eres frágil, muy frágil… como vidrio hieres y como vidrio te rompes fácilmente.
Alimentas
tu YO, con tu ego y desmedida y falsa seguridad.
¿Cuánto tiempo y lágrimas te habrá
costado construir el imperio de tu carácter?
Pretendes imponerte y en tu
centrado mundo obligas a todos a guardar distancia de tu ser.
Algunos
prefieren evitar la lucha expresa contigo… yo prefiero ignorarte por respeto a
toda la fragilidad que posees, pero que prefieres negar y encerrar bajo llave, en la torre más alta del castillo de tu corazón.
Levy/
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