Esta mañana hice una breve parada en un restaurante de comidas rápidas para comprar una tostada de mantequilla con un café. El supervisor de turno estaba a cargo de tomar las órdenes. Allí estaba yo, ordenando con la ansiedad del traguito de café, superando la poca hambre que tenía.
-- Joshua, una tostada de mantequilla para el frente. Grita el gerente --
(pasan unos tres minutos...)
-- Joshua, la tostada de la señora. Vuelve a gritar el gerente --
(pasa un minuto más...)
-- Joshua, ¿tú crees que le pueda dar al tostada a la señora hoy? Es una sola persona al frente, y te has tardado como cinco minutos. Imagínate si hay una fila.
(Toda esta dinámica entre el gerente y el empleado, se dio en un tono de voz alto, hostigante y acalorado. Si, el gerente estaba abogando por mi tostada y por el derecho de recibir un trato de calidad y prontitud; pero yo cree empatía con Joshua. Solo me enfoqué en el trato que estaba recibiendo Joshua para que yo recibiera una tostada caliente.
¿Que Joshua se tardo en preparar mi tostada?
Cierto!
Joshua, en medio de su desespero y ajoro por preparar las órdenes del servicarro y mi tostada, levantó su rostro y se dirige al gerente diciéndole:
-- Okey, pero no me grite tampoco.
El gerente ante tan acto de irreverencia, desparramó toda su autoridad sobre Joshua diciéndole:
-- Poncha y vete!!!
En vano Joshua trató de justificar su justa suplica, pero no bien terminaba su alegato cuando el impaciente gerente le repite:
-- Poncha y vete!!!
Sorprendida y con algo de tristeza me dije; -- lo despide por una tostada...
Ya sé, algunos dirán: lo despiden por lento e irreverente.
Joshua, se acercó al mostrador, se dirigió a la caja registradora para documentar su hora de salida y no pude mirarlo a la cara. Me refugie en la pantalla de mi teléfono celular para que su universo incomprendido no se refleje en el mío.
Recordé mis tres años sin empleo (aunque debo confesar que fue por elección) y todo lo que ello acarrea. Llegó a mi pensamiento lo difícil que está en la vida el adquirir. Me pregunté cómo andará su vida económica...
Quizás, a Joshua no le afecte tanto la situación.
Quizás, Joshua ha recibido varios avisos al respecto.
Quizás, la actitud de Joshua fue a propósito.
Quizás, es su destino.
Quizás, le sirva de bendición.
Pero desde mi perspectiva:
Despidieron a Joshua y le dijeron a Juana:
-- Coje la cocina. --
* Conseguir un empleo en estos tiempos, es cuesta arriba y la pregunta obligada es:
¿Cuánto estaremos dispuestos a soportar de un patrono por retener nuestro empleo?
©Levy/
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