¿Qué duele más?
¿La soledad que se siente, cuando por años
sientes que se escapa tu juventud, la lozanía de tu piel y alegría de vivir
ansiando una compañía?
¿La soledad que se experimenta por haber
vivido en compañía de alguien que de pronto pierdes; luego de que por años, entregaste
tu juventud, la lozanía de tu piel y alegría de vivir?
Realmente, tendría que experimentar ambas
alternativas conjugadas en sus millonésimas emociones, para poder saber de qué
manera se sufriría menos. Pero, como el pretender experimentar las distintas
maneras en que la psiquis humana, se las ingenia para sufrir es imposible (aparte
de que en realidad no me anima la idea), se me ocurrió mirar el asunto con
menos agonía.
Primero que nada definamos que es soledad.
-- Carencia de compañía. Se trata de un sentimiento
o estado subjetivo, ya que existen distintos grados o matices de soledad
que pueden ser percibidos de distintas formas según la persona. –
Sentimiento o estado subjetivo… lo
subjetivo tiene sus bases en la percepción, que no es otra cosa, que cómo
interpretamos por medio de los sentidos todo lo que ocurre en nuestro entorno
físico y emocional. Es la valoración que una persona puede darle a un evento o
a la suma total de ellos. Siendo así entonces, debo decir que la soledad existe
y es más bien un asunto de lo físico, puesto que supone la ausencia de alguien.
Pero el sufrir por esa ausencia es cuestión de elección.
Quizás les parezca burdo lo expuesto, pero considero que es una
realidad y no hay otra forma mejor de decirlo. Ante la pérdida de un ser
querido se sufre y sobreviene el duelo. Ya pasado y superado ese evento natural
de la vida misma, vivir en soledad emocional y sufrirla, es una decisión propia
del individuo. Lo mismo que cuando se pierde al “amor de nuestras vidas”,
simplemente porque nosotros no somos el amor de sus vidas o cuando esperamos
con desesperanzas, a que llegue a extinguir nuestra soledad la persona
anhelada. Todo es cuestión de actitud. Todo es por elección.
Si estando en soledad física, sentimos
soledad emocional; dudo que aparezca el príncipe o la princesa encantada que
nos brinde días cálidos y plenos por el resto de nuestras vidas.
Así, que siendo la soledad una cuestión física…
el sufrimiento depende de cuan adentro estemos dispuesto cada quien, de
enterrarse su propia espada. Como reza el refrán: -- El que por su gusto muere,
hasta la propia muerte le es buena--.
Siendo la soledad un estado al que por
elección, se le otorga un sentimiento negativo, no me queda de otra que decirles:
RESET
Si sentimos que tenemos juventud --
cometamos errores, vivamos una aventura, arriesguémonos, riamos, sintámonos
invencibles y con todas las respuestas correctas dentro de nuestro bolsillos.
Retemos a la vida y siempre tengamos un As, bajo la manga. Eso hacen los
jóvenes--.
Si sentimos que tenemos lozanía en nuestra
piel --exhibámosla, seduzcamos al sol y excitemos a la luna. Acompañemos su brillo
con una sonrisa. Y caminemos siempre como Diva o como Ken en pasarela. Ejercitémonos
y comamos saludable, para mantenerla. Demostrémosle a todos y sobre todo a nosotros
mismos, el orgullo que sentimos por nuestro cuerpo--.
Ah! Que
tenemos alegría de vivir… ¡PUES VIVAMOS! ¿Qué nos lo está impidiendo?
Las personas con alegría de vivir,
disfrutan el momento presente, eligen tener momentos alegres y no se
quedan esperando la limosna de “vida y
alegría”, que alguien pueda o quiera darles. Las personas con alegría de vivir
provocan sus propias alegrías, las planifican, van tras ellas. Comparten sus
días y llenan su entorno de personas similares a ellos. Aprendamos a crear lo
que deseamos…
La compañía… ella siempre llega, quizás la
hemos rechazado, quizás le hemos negado la oportunidad o quizás, por no tener
una mente amplia, no la hemos reconocido. Porque no llegó de galante príncipe o
de recatada doncella. Porque de entrada no cumplía nuestras expectativas y nos
negamos a conocerla y de paso crecer junto a ella.
Levy/
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