¡Vivir es un proceso! Para algunos un poco accidentado… yo
encuentro la analogía en el nacimiento de una rosa. Para ella, nada es… nada
tiene color, nada es emoción positiva o emoción negativa; antes y durante el
nacimiento. En su tallo no hay espinas en sus comienzos.
Luego, paulatinamente, de acuerdo a nuestros genes será el
color y el tamaño de nuestro físico y todo lo “controlable”. Pero aquellas características
con las que nacemos, no son estáticas, el tiempo, los preceptos adquiridos, las
experiencias, nos harán modificar.
Es muy probable que aquella rosa blanca al nacer… finalice
sus días siendo una rosablue, con espinas, que en sus alboradas,
al contacto con la piel herían y ahora solo acarician.
Levy/
La ansiedad de
sanar, retarda el proceso…
¡Contrólala!
No permitas que
la desesperanza, te haga obrar con ingratitud…
¡Edita!
Medita, tal vez a
dónde quieres llegar, no es a donde debes estar…
¡Fluye!
Y alimenta tu Fe,
échale aceite a tu lámpara!
¡Alaba!
Levy/
Y es que solemos encargarnos de vivir los procesos de vida
del prójimo y cuando nos llega nuestra hora de crecer, estamos tullidos y
drenados, para procesar los nuestros.
¡Vivamos nuestros propios procesos!
Levy/
Cuidemos el no transferir nuestra responsabilidad de ser
feliz a nadie (nuestras parejas, hijos, familiares, vecinos, amistades). Bástale
a cada día su afán y a cada persona sus propios procesos.
Levy/
Jesucristo, murió por nosotros; pero no resucitó para
vivir la vida de cada uno de nosotros… Tenemos que pasar por el proceso,
¡Meditemos en ello!
Levy/
Observa
En los días de lluvia, solemos cerrar todas las ventanas; aun
aquellas por donde no entra el agua.
¡Meditemos en ello!
Levy/
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