domingo, 8 de junio de 2014

¿Puede el hombre ser feliz sin amigos?

 Alguien hizo la siguiente pregunta: ¿Puede el hombre ser feliz sin amigos?

Si, respondió la mayoría.

       ¿Por qué? Respondieron: "en nuestro interior,  Dios no dotó de todo lo necesario para sustentarnos emocionalmente. Que la felicidad es una decisión, un estado de la mente y que no necesitamos a nadie, para hacernos feliz".

Otros pocos, ofrecieron respuestas ambiguas o contradictorias. Sustentándose en la vida de los ermitaños. (Cosa que en lo personal considere absurdo, puesto que está muy lejos de nuestra realidad y cultura).

Yo respondí:

¡Me temo que no!

Entonces, me preguntaron, ¿Por qué?

       “El ser humano por naturaleza fue creado un ser dependiente, contrario a lo que muchos creen. Por ende, tener la convicción de que se tiene alguien a quien recurrir para compartir nuestras diversas emociones, sensaciones y pensamientos, se vuelve imperativo”.

       Partiendo de nuestra realidad actual, de la sociedad actual de donde provenimos, con las filosofías y preceptos que nos caracterizan, permítanme ilustrarle en mi punto de vista...

       Imagínense en una isla desierta. En ella, tienen un cielo azul brillante, un sol destellante, con un clima agradable. Una isla con una hermosa costa, engalanada con una playa con colores tornasoles en sus aguas, una arena blanca e hileras de palmas.

       Cuando en la isla te adentras, descubres un hermoso bosque con diversidad en su fauna. Cascadas impresionantes, ríos con piedras blancas y de aguas claras. La paleta del color verde se desparrama en todas sus tonalidades. Los colores de las flores que allí existen son intensos, tenues, diversos y vibrantes.

       Para tu alimentación y siguiendo nuestra pirámide alimenticia, tienes a tu disposición las aves, los moluscos, crustáceos, granos, cereales, frutas, verduras y vegetales.

       Así pues, estas en una isla que te provee aire puro, agua potable y alimentos saludables. ¡Ja! Lo mejor que te ofrece es que todo está en ese lugar para tí exclusivamente. Solo para ti, estas totalmente solo. Sin oportunidad de procrearte y de relacionarte con algún ser semejante a tí.

       Probablemente, pasarás tus comienzos en la isla de plácemes, sin obligaciones ni el estrés cotidiano que acostumbra acompañarnos. Sentirás en cada poro de tu piel la absoluta libertad, de andar como quieras, de comer lo que quieras, de decir lo que quieras, de hacer lo que te dé la soberana gana.

       Pero apuesto, a que tarde o temprano comenzaras a extrañar. Extrañarás, cosas, gentes, sensaciones... Será desde ese instante, que la homeostasis de tu cuerpo comenzará a alterarse. La mente está ligada a nuestro cuerpo, el cual responde a sus comandos por medio de los nervios. A través de nuestro cerebro reaccionarnos a lo físico y lo emocional, lo segundo está ligado a nuestro sistema nervioso central. A veces, pienso que de ahí surge el concepto de pensar en corazones cuando se habla de amor. El corazón es un músculo y los músculos todos, reaccionan a los impulsos que envían las neuronas.

En el proceso de homeostasis mental de nuestro cuerpo, el organismo en medio de una sensación o emoción negativa reacciona, alterando nuestra respiración (necesaria para nuestras células). Toda vez que el cerebro, perciba que estamos solos, lo decodificará como soledad; la cual se interpretará con mucha probabilidad como un vacío o abandono. Comenzará a transmitirle a nuestras neuronas la necesidad de compañía, de tener a alguien a nuestro lado en quien confiar, alguien a quien referirle nuestras necesidades y pensamientos... a alguien que no está. El mensaje enviado viajará de las neuronas a los terminales nerviosos de nuestro cuerpo, interpretado como una angustia; donde comenzaremos a somatizar. Ya en esta etapa, se suele deprimir el organismo, bajar las defensas del cuerpo, alterar sus patrones que influyen en su capacidad de pensar claramente y de cuidar de sí mismo. Creando un sentimiento de pérdida del sentido de la vida y finalmente morirá.

       Otro posible escenario en el proceso de la somatización, podría sugerir el desarrollo de enfermedades, como el cáncer. Se dice que todos nacemos con la predisposición a desarrollarlo y es un misterio para la ciencia, el porqué unos lo desarrollan y otros no. El cáncer es una enfermedad ligada científicamente al factor emocional y mental. Los estados de ánimos negativos, presentes en nuestro organismo de forma permanente y consecuente, bien podría desatar esa pre- disposición a padecerlo. Como consecuencia, nuestro organismo se deprime alterando nuestros procesos homeostáticos. Redundando en la misma cadena de eventos explicados anteriormente.
       Es por consecuente, que estimo que el individuo no puede vivir sin amigos. Puesto que estos suponen en nuestra vida, un elemento fundamental para nuestra existencia saludable psicológicamente hablando. Por ello, se hace tan imperativo esos “like” en las redes sociales y la popularidad de las mismas. A través de las redes sociales, el hombre ha encontrado un paraíso que le permite satisfacer sus necesidades emocionales; en su búsqueda de encontrar nuevos amigos y conservar los ya obtenidos. Claro está, no todas esas personas equivalen al contexto de la palabra amigo, a la cual me refiero en este escrito. Pero eso sería otro tema a discutir. Lo que quiero es concentrarme en esta parte, donde el hombre ha hecho imperante en su diario vivir la existencia de esta modalidad intentando suplir una necesidad de amistad.      

       Se hace tan imperativa, la necesidad innata del ser humano de la amistad, que cuando somos niños, inventamos esos amigos imaginarios. Con ellos conversamos, peleamos, jugamos y los volvemos nuestros confidentes. A esa corta edad (3 a no más de 6 años), aun no se tiene en perspectiva la definición de amistad; pero sí la necesidad de la misma.
Levy/


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