domingo, 18 de mayo de 2014

Entre Dos Profesiones.



    Ser Policía, es una profesión sacrificada, poco valorada ante el ojo de una sociedad de doble moral; que se refugia en cualquier falta de unos pocos, para menospreciar la entrega de muchos. Es un trabajo que muchos critican y solo algunos tienen el coraje de ejercer.
     La Profesión de Enfermeria, aunque menos sacrificada que  la de aquellos que juraron velar por la vida y la propiedad, requiere de mayor responsabilidad. Ambas, padecen de ingratitud, difamación y agravios.
     Yo, tengo el placer de decir que he pertenecido a dos profesiones que económicamente no generan tanto dinero como lo sería ser político, ingeniero o abogado criminalista; pero espiritualmente gratifica y alimenta el alma de quienes las desempeñan.
Dos profesiones que nos ponen de cara con  la angustia, el dolor y esos sentimientos de impotencias expresados por terceros, que provocan la amnesia de nuestro propio ser... de nuestras propias emociones de la vida íntima. Poniendo como meta emergente la necesidad de proteger, aliviar y servir; a quienes ponen en nuestras manos su vulnerabilidad y buscan nuestra protección.
¡Con orgullo digo que fui Policía y ahora soy... Enfermera!


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