De acuerdo al Viejo
Testamento (regido por los judíos) el ofrendar, diezmo como se le conocía para
la época, era un acto obligatorio impuesto por reyes y auspiciado por sacerdotes.
Esos eran tiempos en los que el estado recurría a la iglesia, para que
influyera en el pueblo; redundando en un pueblo que diezmaba por temor a un
castigo divino, por evitar sentimientos de culpa al faltar al deseo del
Todopoderoso y a las Leyes Eclesiásticas, convirtiendo el acto en uno
obligatorio. Cabe señalar que de acuerdo a algunos conocedores de las sagradas
escrituras, la palabra “diezmo” se
menciona unas 36 veces.
Haciendo un salto en la
historia, nos ubicaremos en el Nuevo Testamento (era del cristianismo). Donde
paradójicamente la palabra diezmo no se menciona; dándole énfasis a la acción
de DAR. En 2da de Corintios, capítulos 8-9, será donde más se amplía el tema
que nos ocupa. Esta era una etapa donde se daba por gracia, de manera
voluntaria y de acuerdo a la capacidad individual de los creyentes.
Es así, que en lo
adelante haré una comparanza del significado que tiene para mí “EL PRIVILEGIO
DE DAR” y cuya oración da título a la canción número 10 de una de las grandes… Ednita
Nazario, de su álbum Por Tí en el año 2010. Es mi perspectiva…y con la cual no
intento convencer; sino más bien dar a conocer, estamos viviendo una fe de
iglesias ostentosas, arquitectónicamente hablando, feligreses que acuden a ella
persiguiendo su propia salvación. Algunos por su devoción a todo lo físico
dentro del entorno y otros por su inquebrantable asistencia los domingos. Ya
pocas iglesias salen a la comunidad sin gritos y testimonios de asistentes, para ayudar al vecino en lo no monetario. Vivo
en una comunidad especial donde hay más iglesias que jóvenes; puesto que las
drogas y las balas han devorado sus almas… ¿cómo es posible?
Ednita en su
interpretación nos obliga a la reflexión cristiana. Nos brinda una guía de cómo
se puede servir al prójimo de acuerdo a nuestra realidad. Con pequeñas
obras…con profunda empatía. Nos enseña como seres de luz, podemos ser ese
puente de bienaventuranzas, para la
humanidad. El ser humano no fue creado para ser unitario. En mi creencia
considero que fuimos hechos seres dependientes unos de otros y es por ello que
en el universo componemos un todo. La acción de uno o unos cuantos, repercute en otro u otros tantos. El aire que
expiro, lo respira mi vecino y ambos necesitamos de la fotosíntesis oxigenica de las plantas
para respirar.
Desde pequeña fui
educada en la fe católica, luego me pasee entre los protestantes, actualmente
me siento inclinada por la espiritualidad, dándole énfasis a descubrir la
manera más gratificante en la que puedo ofrendar mis sentidos, mis manos, mi
empatía y dar de acuerdo a la posesión de mis bienes, a la altura de mis dones
y a la bendición de mi educación.
¡Sentir que soy un
instrumento de aquel a quien le debo lo que soy!
Levy/
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