lunes, 2 de diciembre de 2013

No queda Tiempo, cuando llega el Tiempo.

   

     ¡No me esforzaré, por obtener bienes materiales a largo plazo; pues no tengo fecha exacta de expiración! No sea, que mientras construyo mi imperio y acumulo riquezas, me sorprenda la muerte y esperando tener mi caudal para disfrutarlo, el tiempo realmente no me alcance. ¡Me concentraré en ser feliz a cada instante de mi vida, en cada suspiro! Toda alegría, cada sonrisa en mi vida, es una ganancia… es al final, lo único que llevaré en mi viaje al momento de morir. No me lamentaré de haber sido feliz; aunque no haya logrado títulos y muebles. Pero si fuese al contrario y soy de esos a los cuales les quedó un segundo de aliento, de contacto con su entorno ahí tirada, mis pensamientos, se remontarían a todo aquello que quisiera haber hecho con mis hijos y probamente algunos amigos. Consejos que dejé para cuando fuera el momento indicado o cuando estuviera preparada; pero que nunca provoqué esa preparación. En fin, lo que lamentaría, nada tendría que ver con profesiones, casas y última tecnología. ¡Nada material cabe! Solo los recuerdos felices, las satisfacciones emocionales, las caricias, las ilusiones y lo que fueron mis esperanzas…
Sucede que la vida pende de un hilo. Creo en el destino y como fiel creyente del mismo considero que nuestra vida, sus eventualidades incluyendo la muerte escrito en el libro de la vida ya está. Lo visualizo como una obra de teatro donde el guion principal de antemano ya está escrito, pero cada uno de nosotros, actores al fin aportamos la improvisación una vez puestos en escena. Ahí está lo impredecible para la vida misma; pues al sernos otorgado el derecho de Libre Albedrio, el rumbo que tomará el papel que nos tocó interpretar es incierto. Ese destino lo escribiremos al pasar de la vida. ¿Pero, si nos equivocamos en una escena… cuanto tiempo nos queda, para volver a actuar? Ese tiempo predestinado, ese que todos sabemos que llegará, nadie sabe fecha y hora exacta. Solo nos queda volverlo a intentar y solo Dios dirá cuando es el final. Es por ello que en mi vida he puesto siempre una prioridad, creo que es en lo único que he establecido prioridad en ¡SER FELIZ, ante todas las cosas! Trascenderé en mis hijos en la manera que vea que día a día su meta diaria inicial es sonreír, disfrutar de respirar y compartir con sus amistadades, mirar al cielo y decir “que lindo está”, “buscar la morfología de las nubes”, “exclamar: que rica brisa” o porque no… “wao, que calor”. Eso es estar vivo y disfrutar ese verbo con los sentidos.

Levy/
Vivir cada día, como si fuera el último...
¡Fuerte!
Mood: Triste y Sorprendida...
Lo que afecta es la expectativa de pensar que quedaban millones de años luz para vivir y de repente no es así.
Por eso trato de simplificarme la vida echando a un lado todo aquello que no aporte a dibujar una sonrisa en mis labios, a hacerme menos pedregoso mi camino y que no fabrique sueños y esperanzas en mi destino.

Levy/

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