martes, 19 de marzo de 2013

Buenos Vallados Hacen Buenos Vecinos..!







Todos tenemos esos amigos / familiares que  siempre nos dan la mano, ese empujoncito que
necesitamos cuando las cosas se nos estancan, no fluyen; esos que siempre están ahí, esos que
 nunca nos dicen que si no fuera por X o Y factor nos ayudarían, esos que no son DEMENTORES…
los que justamente cuando más los necesitamos, en el 98.9% tenemos la certeza de que no nos
van a decir que no, déjame ver, te aviso. Esos  que en ocasiones instuyen que necesitamos
ayuda y que no se la queremos  pedir de tanto  que los hemos ocupado a lo largo de esa amistad y nos hacen más llevadero el episodio cuando; nos dicen: “YO TE PUEDO AYUDAR DE ESTA MANERA” sentimos ese descanso, ese alivio.... Hahhh! Esa ayuda nos cae como brisa fresca en pleno verano, como bebida friiiiia y refrescante cuando más aguda nuestro cuerpo siente la ¡sed! Sucede que a veces, esa ayuda que prometimos seria por un tiempo definido se prolonga; ya sea porque sentimos que ya no es tan urgente resolver, porque intencional o no, nos posicionamos en una zona  de confort costumbrismo obviando que esa ayuda  temporera se ha convertido en una carga,
responsabilidad y en ocasiones se transforma prácticamente en una obligación para el buen
samaritano. O porque, por simple numerología del destino nuestras expectativas de tiempo se
complican... "such is life".... Entonces, pasa que esa alma caritativa, esa persona  incondicional sigue
a nuestro lado, en el sacrificio, voluntarismo caritativo o haraquiri, como lo quieran nombrar.
Hasta que nos pasa factura. Suele pasar que este fenómeno se da inconscientemente, si
premeditar, sin que la persona se dé cuenta de su actitud. Es que estamos asistiendo por tanto tiempo a un amigo / familiar en sus problemas  tropiezos en su vida, que sentimos que ese "sacrificio / ayuda" nos da el derecho de regir las decisiones que debe tomar la persona necesitada ante determinada situación surgida, y peor aún creemos firmemente que nuestro desafortunado amigo tiene la obligación de aceptar y llevar acabo nuestras determinaciones, bajo nuestros preceptos y filtros con los que vemos la vida. Es ahí donde el necesitado se arrepiente de la ayuda recibida y siente culpa por ello, porque se siente ingrato y no digno de ese amigo. Todo este pensamiento deductivo me obliga a pensar y formularme las siguientes  preguntas:

¿Hasta qué punto debemos permitir que las personas cercanas a nuestro entorno entren  en nuestras vidas?
Cuando respetamos el espacio de los demás ya sea físico o psicológico, estamos garantizando una sana relación dentro de la sociedad. Tal vez podamos no estar de acuerdo con la forma de pensar, proceder o expresarse de una persona determinada, pero eso no significa que a yugo impongamos nuestra filosofía de vida. Es ahí donde la palabra TOLERANCIA, expone su significado. Un punto medio donde podemos permitir a un cercano entrar en nuestras vidas y dejarle tomar decisiones que solo nos competen a nosotros no existe.
Tenemos que tener en cuenta que el resultado de toda decisión tomada a corto/largo plazo recaerá sobre nuestra persona y seremos  nosotros los que tendremos que trabajar con el resultado de la ecuación. No podemos permitir que terceros decidan; para pretender más adelante transferir las consecuencias, así  no funciona. Seamos lo suficientemente maduros, como para tomar nuestras decisiones, ejecutar una solución, que al momento entendamos que es la más viable, la que nos satisface, la que nos da paz y tranquilidad al pensar en ella.
Recuerden que la vida no nos exige que seamos asertivos; sino valientes, seguros y que tengamos
el coraje de nosotros mismos.

¿Cuál es el punto medio y saludable de influencia aceptada  de un amigo?
Considero por vasta experiencia, créanme que la balanza se equipara cuando la influencia se limita al consejo. Cuando su único objetivo es brindar todos los puntos de vista a favor y en contra sin pasionismo, sin pretender imponer y/o disuadir. Simplemente, darnos una visión ampliada de las posibilidades, para ayudarnos así, a tomar la opción más acertada. Cuando nos percatamos que el consejo viene disfrazado de control, es el momento de decir a ese ser tan excepcional.
"No, no es lo que quiero hacer.
No, no es lo que considero como alternativa.
No, no estoy dispuesta a trabajar con las consecuencias de TU DESICION".
Siempre el que no está inmerso en la situación, tiene la solución acertada, perfecta. Todo Es Bello,
Sencillo y Práctico. No se han fijado que cuando a una persona le ocurre un suceso, la humanidad
entera  opina lo que tenía que hacer el imputado y no lo hizo, por  eso siempre será enjuiciado
públicamente.

 ¿Cuándo es razonable que nos  sintamos invadidos?
 Nunca.
Jamás, podemos permitir que por más que nos quieran, nos hagan sentir invadidos o peor aún... nos invadan. En el nombre del amor, no se derivan los vallados que marcan las colindancias del terreno. Ningún ser humano tiene la potestad de invadir nuestro espacio y sabotear nuestro pensamiento. Tan pronto intuyas lo que sucede, debes ser práctico y poner sobre aviso a ese ser e indicarle: "precaución estas a punto de entrar a área restringida".

 ¿Cómo podemos establecer nuestra  voluntad, que nos corresponde por  derecho de vida; sin que esto redunde en herir sensibilidades?
Hablando la gente se entiende. Con Tolerancia y raciocinio se deponen las armas.
Tranquilos si lo que nos rodea, no es un DEMENTOR; no se alejará.
Por: Levy/

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