Todos
tenemos esos amigos / familiares que siempre
nos dan la mano, ese empujoncito que
necesitamos
cuando las cosas se nos estancan, no fluyen; esos que siempre están ahí, esos
que
nunca nos dicen que si no fuera por X o Y
factor nos ayudarían, esos que no son DEMENTORES…
los
que justamente cuando más los necesitamos, en el 98.9% tenemos la certeza de que no nos
van a decir que no, déjame ver, te aviso. Esos
que en ocasiones instuyen que
necesitamos
ayuda
y que no se la queremos pedir de tanto que los hemos ocupado a lo largo de esa amistad
y nos hacen más llevadero el episodio cuando; nos dicen: “YO TE PUEDO AYUDAR DE
ESTA MANERA” sentimos ese descanso, ese alivio.... Hahhh! Esa ayuda nos cae
como brisa fresca en pleno verano, como bebida friiiiia y refrescante cuando
más aguda nuestro cuerpo siente la ¡sed! Sucede que a veces, esa ayuda que prometimos
seria por un tiempo definido se prolonga; ya sea porque sentimos que ya no es tan
urgente resolver, porque intencional o no, nos posicionamos en una zona de confort costumbrismo obviando que esa
ayuda temporera se ha convertido en una
carga,
responsabilidad
y en ocasiones se transforma prácticamente en una obligación para el buen
samaritano.
O porque, por simple numerología del destino nuestras expectativas de tiempo se
complican...
"such is life".... Entonces, pasa que esa alma caritativa, esa
persona incondicional sigue
a
nuestro lado, en el sacrificio, voluntarismo caritativo o haraquiri, como lo
quieran nombrar.
Hasta
que nos pasa factura. Suele pasar que este fenómeno se da inconscientemente,
si
premeditar,
sin que la persona se dé cuenta de su actitud. Es que estamos asistiendo por
tanto tiempo a un amigo / familiar en sus problemas tropiezos en su vida, que sentimos que ese "sacrificio
/ ayuda" nos da el derecho de regir las decisiones que debe tomar la
persona necesitada ante determinada situación surgida, y peor aún creemos firmemente
que nuestro desafortunado amigo tiene la obligación de aceptar y llevar acabo
nuestras determinaciones, bajo nuestros preceptos y filtros con los que vemos
la vida. Es ahí donde el necesitado se arrepiente de la ayuda recibida y siente
culpa por ello, porque se siente ingrato y no digno de ese amigo. Todo este
pensamiento deductivo me obliga a pensar y formularme las siguientes preguntas:
¿Hasta
qué punto debemos permitir que las personas cercanas a nuestro entorno
entren en nuestras vidas?
Cuando
respetamos el espacio de los demás ya sea físico o psicológico, estamos garantizando
una sana relación dentro de la sociedad. Tal vez podamos no estar de acuerdo
con la forma de pensar, proceder o expresarse de una persona determinada, pero
eso no significa que a yugo impongamos nuestra filosofía de vida. Es ahí donde
la palabra TOLERANCIA, expone su significado. Un punto medio donde podemos
permitir a un cercano entrar en nuestras vidas y dejarle tomar decisiones que
solo nos competen a nosotros no existe.
Tenemos
que tener en cuenta que el resultado de toda decisión tomada a corto/largo
plazo recaerá sobre nuestra persona y seremos
nosotros los que tendremos que trabajar con el resultado de la ecuación.
No podemos permitir que terceros decidan; para pretender más adelante
transferir las consecuencias, así no
funciona. Seamos lo suficientemente maduros, como para tomar nuestras
decisiones, ejecutar una solución, que al momento entendamos que es la más
viable, la que nos satisface, la que nos da paz y tranquilidad al pensar en
ella.
Recuerden
que la vida no nos exige que seamos asertivos; sino valientes, seguros y que
tengamos
el
coraje de nosotros mismos.
¿Cuál
es el punto medio y saludable de influencia aceptada de un amigo?
Considero
por vasta experiencia, créanme que la balanza se equipara cuando la influencia
se limita al consejo. Cuando su único objetivo es brindar todos los puntos de
vista a favor y en contra sin pasionismo, sin pretender imponer y/o disuadir.
Simplemente, darnos una visión ampliada de las posibilidades, para ayudarnos
así, a tomar la opción más acertada. Cuando nos percatamos que el consejo viene
disfrazado de control, es el momento de decir a ese ser tan excepcional.
"No,
no es lo que quiero hacer.
No,
no es lo que considero como alternativa.
No,
no estoy dispuesta a trabajar con las consecuencias de TU DESICION".
Siempre
el que no está inmerso en la situación, tiene la solución acertada, perfecta.
Todo Es Bello,
Sencillo
y Práctico. No se han fijado que cuando a una persona le ocurre un suceso, la
humanidad
entera
opina lo que tenía que hacer el imputado
y no lo hizo, por eso siempre será
enjuiciado
públicamente.
¿Cuándo es razonable que nos sintamos invadidos?
Nunca.
Jamás,
podemos permitir que por más que nos quieran, nos hagan sentir invadidos o peor
aún... nos invadan. En el nombre del amor, no se derivan los vallados que
marcan las colindancias del terreno. Ningún ser humano tiene la potestad de
invadir nuestro espacio y sabotear nuestro pensamiento. Tan pronto intuyas lo
que sucede, debes ser práctico y poner sobre aviso a ese ser e indicarle:
"precaución estas a punto de entrar a área restringida".
¿Cómo podemos establecer nuestra voluntad, que nos corresponde por derecho de vida; sin que esto redunde en
herir sensibilidades?
Hablando
la gente se entiende. Con Tolerancia y raciocinio se deponen las armas.
Tranquilos
si lo que nos rodea, no es un DEMENTOR; no se alejará.
Por: Levy/
Por: Levy/
No hay comentarios:
Publicar un comentario