viernes, 23 de enero de 2015

Con Toda Probabilidad, así sucedió…

       Un varón,  que enfiló su artillería pesada hacia una mujer que “cayó”. Surge una relación y una sola persona que se “vivió la película” y probablemente, se enamoró.

El oleaje de la sensualidad  tiene sus comienzos con llamadas eróticas y suspiros telefónicos. El juego mortal del erotismo cibernético. Las fotos eróticas o los videos sexuales explícitos no se dan “así, de repente”. Se van gestando con los deseos reprimidos de una larga espera, las fantasías, producto de una confianza que se fue a pedacitos depositando, entre otras millonésimas de posibilidades.

Con peticiones simples de envió de fotos faciales, bajo el pretexto de quiero ver tu cara como se ve ahora, hasta llegar a peticiones más sensitivas; accedemos guiados por la ilusión de invulnerabilidad.
Una vez traicionada la confianza depositada, al ser expuesta a un público espectador no ponderado, nuestro pudor se mancilla, por aquellos que disparan a juzgar y que son miembros de una Sociedad de Doble Moral. En medio del linchamiento, es normal escuchar con vergüenza ajena:

En que pensaba…. (En el amor y el deseo).

Como se atrevió… (Porque confió).

No tiene vergüenza… (El pudor se pierde con el deseo; no tengo conocimiento de personas que tienen coito chocando dos tazas de café).

Tiene que estar mal de la mente…
En este punto, me pongo en pausa y es que si nos vamos por la línea de mente y mal funcionamiento, tenemos que tener en cuenta, las sustancias químicas que segrega el cerebro y que alteran nuestras percepciones, sensaciones y buen juicio; para ejecutar el Libre Albedrio.
Siendo así entonces, hay que darle énfasis a lo siguiente:

“La dopamina provoca sentimientos de euforia, mientras la adrenalina y la norepinefrina, hacen que el corazón lata con fuerza y nos quitan el sueño. El sentimiento amoroso aumenta el flujo de sangre hacia el centro de placer del cerebro, de manera similar a lo que sucede cuando nos hacemos adictos a las drogas. Sumando que cuando nos enamoramos, descienden los niveles de serotonina en nuestras neuronas, lo que explica porque al principio de una relación, NO tenemos ojos para nada más que para su pareja”.

El asunto es… si está mal de la mente, sufre de lo que yo diría “condición del cerebro enamorado”. Muchos se sienten libre de juzgar, porque, y es cierto, todos nos enamoramos; pero no es menos cierto, que no de la misma manera, intensidad, ni bajo las mismas influencias. Por lo que solo  puedo  exclamar:


“Pueblo que olvida, gente que no aprende”. 
Mis ladies, quien quiera ver todo el erotismo y sensualidad que poseen que se lo disfrute en vivo y a todo color… cuerpo a cuerpo. Vivan su sexualidad, pero cuídense. No confíen en nadie, tomen decisiones sabias en cuestiones del amor, porque errores de esa índole son irreversibles. 
Levy/

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