LA ORACION QUE OLVIDE.
Señor, protege nuestras dudas, porque la Duda es una forma
de
rezo.
Ella es la que nos hace crecer, porque nos obliga a mirar
sin
miedo
las muchas respuestas a una misma pregunta, y, para que eso
sea posible…
Señor, protege nuestras decisiones, porque la Decisión es una
forma de rezar.
Danos valor para ser capaces, después de dudar, de elegir
entre un
camino y otro.
Que nuestro Si, sea siempre un sí y nuestro No, sea siempre
un
No, que, una
Vez elegido el camino, nunca miremos atrás ni dejemos que
nuestra alma sea
roída por el remordimiento y, para que eso sea posible,
Señor, protege nuestras acciones, porque la Acción es una
forma
de rezar.
Haz que el pan nuestro de cada día sea fruto de lo mejor
que
llevamos dentro de
nosotros mismos, que podamos, mediante el trabajo y la Acción,
compartir un
poco del amor que recibimos, y, para que eso sea posible,
Señor, protege nuestros sueños, porque el Sueño es una
forma de
rezar.
Haz que independientemente de nuestra edad o nuestras
circunstancias,
seamos capaces de mantener encendida en el corazón la
llama
sagrada de la
esperanza y la perseverancia y, para que eso sea posible,
Señor, danos siempre entusiasmo, porque el Entusiasmo es
una
forma de rezar.
Él es el que nos vincula con el Cielo y la Tierra, con los
hombres
y los niños, y
nos dice que el deseo es importante y merece nuestro
esfuerzo. El
es el que nos
dice que todo es posible, siempre que estemos totalmente
comprometidos con lo
que hacemos, y, para
que eso sea posible,
Señor, protégenos, porque la Vida es la única forma que
tenemos
de manifestar
¡Tú Milagro! Que la tierra siga transformando la semilla en
trigo, que sigamos
transformando el trigo en pan. Y eso solo es posible, si
tenemos
Amor, por tanto,
nunca nos dejes en soledad. Danos siempre tu compañía y la
compañía
de los
hombres y mujeres que abrigan dudas, actúan, suenan, se
entusiasman y
viven como si todos los días estuvieran totalmente dedicados a
Tu gloria.
Amen.
Paulo Coelho
AGRADECIMIENTO
Hoy elevó mi mirada al cielo; pero no para
contemplar los colores que lo engalanan, ni la variedad de sus nubes.
Hoy elevo mi mirada al cielo; no para contemplar
el movimiento de ellas, impulsadas por el viento, ni el pasar de las aves con
su perfecto vuelo.
Hoy elevo mi mirada al cielo, para ir al
encuentro consciente con el Todopoderoso.
Para simplemente agradecer. ...
Gracias por la vida.
Gracias por la salud.
Gracias por mis hijos.
Gracias por mis verdaderos amigos, (Son mi
familia).
Gracias por los ángeles encarnados que colocas
en mi destino.
Gracias por custodiar mi alma y domar mi
carácter.
Gracias por evitarme las lecciones innecesarias.
Gracias por este verano y sus provisiones. Fueron
más de lo que yo esperaba.
Gracias por los matices y los días de magia.
Isabel Levy/
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