domingo, 1 de enero de 2017

Mudando de Piel

Siempre he dicho que la vida es cruel por naturaleza. Basta con observar la cadena alimenticia, para tener una idea gráfica de lo que digo, pero existen tantos otros ejemplos…  -- Para yo vivir alguien tiene que morir, hasta una planta --. De ahí, mi segunda reafirmación en la vida: "Más vale que eches cuero por piel, porque la vida es cruel por naturaleza’’.

¿A cuántos la vida ha despellejado? ¿Cuántas veces? En cada traición. En cada pérdida. En cada desilusión… en cada fracaso. En cada experiencia registrada como negativa en nuestra psiquis, sentimos quebrar el alma y desgarrarse la piel. En nuestros dolorosos procesos, vamos sanando y simultanéamente vemos como, donde antes no había piel (en carne viva), va surgiendo piel nueva. La profundidad de las heridas, reflejará el grado de las cicatrices. Aquellas heridas que cierren en “falso”, nos indican que hay emociones que nunca se trabajaron o fueron mal manejadas {esas cicatrices al menor contacto o variación en la atmosfera, nos dolerán. En síntesis, las cicatrices, serán la memoria en el tiempo de nuestras batallas pasadas; hayan sido efímeras o prolongadas.

Sucede que a lo largo de nuestra vida, vamos pasando por etapas o procesos que nos obligan a tomar posturas y toda postura de una manera u otra, genera un conflicto. Pero ya de tanto despellejarnos quedamos con la piel dura, y con callosidades, Entonces, es necesario mudar de piel totalmente. Desprendernos de todo lo que cubre nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestra mente. Abandonamos el viejo yo, amistades, lugares y hábitos, para dejar que en armonía suceda nuestra evolución…

El 2017 supone ser un año intenso en emociones. Por ello, me encuentro mudando de piel, soltando viejas costumbres y paradigmas.
¡Es necesario!
En el ocaso de este año 2016, no hay espacio para el recuento de llantos derramados, suma o resta de experiencias vividas, de logros o fracasos. Es el tiempo de meditar y repensar con que actitud, recibiremos el futuro y en qué tipo de persona nos convertiremos para ello. Siendo así, será imperativo mudar de piel sin dolor, sin lágrimas, culpas o arrepentimientos. Hacerlo con armonía, voluntad y aceptación hará hasta placentera nuestra transición.

Extendamos nuestros brazos, con júbilo, expandamos nuestros pulmones, con una respiración profunda y pintemos nuestra mejor sonrisa en el rostro; para recibir todas las bendiciones y oportunidades disfrazadas de obstáculos, contratiempos y tropiezos que trae consigo el Año Nuevo.
Salud.


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