lunes, 8 de agosto de 2016

LLUVIA EN EL DESIERTO DEL ALMA


 El tumulto de sentimientos y preocupaciones
fueron creando una atmósfera árida en mí interior.
La intensa humedad que disfrazaba
con una amplia sonrisa y unos ojos de ébano brillante;
quedaban al descubierto con el profuso sudor
que brotaba por mis poros…
bañando en impurezas saladas el cuerpo.

¿Acaso es así, que desecho toda impureza química y emocional?

Sentada, me encontraba cerquita de una ventana,
buscando un soplo de aire, para agarrar un respiro
y mitigar en algo, la elevada temperatura de mi cuerpo
y lo sofocante de mis pensamientos….

Me sorprendió la brisa repentina con olor a lluvia
y la fugaz llegada de gotas de agua refrescante
salpicando mi piel.
Experimenté el placer de sentir
como cada poro de mi piel se la bebía.
Y como cada preocupación se hidrataba
de ideas, de esperanza y de fe.

Levy/

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